Desde que me engrupieron con esa idea (probablemente fue alguien que se basó en libros del tipo "muchas vidas muchos maestros", que lo hacen creerse medio filósofos), me he puesto en diferentes escenarios:
- En otras vidas, con mis amigos éramos sibaritas.- En otras vidas, con mis amigos hacíamos campeonatos del flato más largo.- En otras vidas, con mis amigos teníamos un molino para hacer chicha de manzana.
Pero, el que más me gusta es:
- En otras vidas, con mis amigos éramos músicos.
Pero claro... uno, un músico "aficional" (como dicen Les Luthiers) le gusta harto el hueveo. Y tal vez por eso uno no es músico de verdad. Porque un músico de verdad huevea todo el día, y en la noche se pone la guitarra para trabajar. En cambio uno (vil culiao que se vendió al sistema) trabaja todo el día y se pone la guitarra en la noche para hueviar. Dicho de forma más cruda, el músico aficionado toma la música como "yo no puedo vivir sin música"... y para el músico de verdad dice: "mi vida es la música".
Juglares, antiguos músicos takillas
Historia 1
En un pub de mala muerte en Valdivia, mi amada novia (en ese entonces polola) y yo vacilábamos "Macondo" que tocaba en vivo el Miguel Barriga y el gran tecladista Milton Bitelbick.
El Barriga, eterno bombero Valdiviano
Moraleja: El músico tiene que lidiar con cada huevá desagradable que le pasa mientras toca... Sobre todo porque la masa heterogénea de engendros que lo van a ver, se toman dos copetes y se sienten los dueños de la fiesta.
Historia 2
Un jueves de marzo tocaba de Mecánica Popular en la batuta. El concierto estaba programado a las 23:00, por lo que a las 22:00 el Nolo (Manuel García, primera voz y guitarra) caminaba a tomar la micro, con la guitarra al hombro. De pronto, Uh! sorpresa! venía una horda de chunchos del estadio nacional saqueando todo a su paso.
Flaytes estándar
Perro takilla mordiendo un flayte de utilería
Moraleja: El músico, ante al público es un icono. Un ejemplo. Un modelo. El Nolo debía tocar sus mejores canciones junto a la banda, y lo hizo. Sabía que era su deber hacerlo y lo hizo. El músico es en esencia un hijo del rigor.
Historia 3
Después de trabajar toda la noche en una tocata de Mecánica Popular, partimos el Bravo (bajista de Mecánica), la Negra Andrea (su esposa), la Carola (mi futura esposa) y yo (el Gabo) a tomarnos el merecido Shop de fin de tocata. Estábamos cansadísimos. La negra se había tropezado con unos cables y estaba con un esguince vivo en la pata izquierda. El Bravo tenía una ampolla enorme en el dedo índice derecho de tanto tocar. Con la Carola nos mirábamos y nos caíamos de sueño.
Ya en el último minuto, cuando las mujeres deciden ir al baño antes de partir, y los machos nos dedicábamos a fumar u conversar cosas de machos, Vuelven las mujeres y nos dicen "Hey! abajo están tocando unas cumbias ultra takillas!". Ni que nos dijeran. Eran las 4 de la mañana en un local de mala muerte, estábamos cansados como equipo de nado contra corriente, pero decidimos dejar las patas en la pista... hasta que nos echaran.
Moraleja: El músico, debe aprovechar lo poco que queda de noche. Por eso llega tarde a los carretes... por eso anda cansado... pero el músico sabe que la huevá es así. Aunque no sea capaz de pestañar, irá al carrete que lo estás invitando (siempre que no tenga hijos), o por lo menos lo considerará algo muy factible.
Espero con esto no despertar el morbo del lector. El músico requiere ante todo, privacidad. Pero créame una cosa: si usted se acerca con la palabra precisa en un momento propicio, el músico le saludará le ofrecerá una buena conversa y si tiene suerte hasta le permita sacarse una foto. Pero no sea grupi. El músico siempre estará un paso delante del resto, y eso se le debe respetar. Porque el músico es un músico.